continuamos con la aventura de las islas de okinawa, que están tan al sur de japón que casi tocan taiwán. hace unos días os contábamos las peripecias por la
isla de taketomi, hoy seguimos con una isla muy cercana: iriomote-jima (西表島). la verdad es que, aunque están a dos horas en barco, son islas que no tienen nada que ver. mientras en taketomi hay casas tradicionales y arena de playa en las calles, iriomote es una jungla llena de vegetación, y totalmente verde verdísima verde que te quiero verde :)
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entre tanta vegetación, es normal que haya manglares. manglares que buscan el agua cerca del mar, que se aproximan a la orilla sedientos...y entre los manglares, de vez en cuando, aparece un pescador en su mundo, sin importarle mucho quién se pasea a su lado turisteando.
y raíces...hay varias zonas en la isla donde puedes entrar un poco en la jungla y acercarte a las descomunales raíces de los árboles de la isla. son árboles centenarios (o eso dice la guía) y hasta cierto punto sagrados, aunque algunos tengan visitantes a los que el tema de lo sagrado y lo profano les entra por un oído y les sale por otro...
aunque no lo parezca, sigue siendo japón...pero un japón diferente. así que, aunque veamos los puentes que denotan un progreso extremo y, la verdad que por los que apenas circulan coches ya que es una isla diminuta, podemos encontrar también otras atracciones más tradicionales -aunque turísticas- como cruzar a la islita de enfrente en búfalo de mar...
pero claro, seguimos en okinawa...y por lo tanto seguimos en territorio de playazas desiertas. playazas idóneas para desayunos buffet con la banda sonora del mar, y nada más; idóneas para acampar en primerísima línea de playa....pero ojo, no idóneas para meterse con un coche diminuto por intentar acortar un poco la distancia (=hacer el gamberro un rato).
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