pequeños huecos japoneses (reflexión)

hace unos meses, en kyoto, llegamos a uno de esos lugares mágicos que le ponen a uno la carne de gallina. a uno de esos sitios que todavía no aparecen en las guías...y ojalá pase mucho tiempo antes de que sea descubierto por la masa. uno de esos lugares que le hacen encontrarse a uno consigo mismo, recordar momentos de su vida como ráfagas de imágenes inconexas, evadirse, sentir que se está vivo...puro arte.

casi no pude contener una lágrima viendo como fernán contenía las suyas, como esa gran mayoría de hombres que todavía creen que no pueden llorar. yo nunca había visto nada parecido, y durante el periodo en el que fernán no era capaz de reaccionar para apretar el disparador (curioso nombre para un botón que se supone que inmortaliza, no?) y echar la foto, no pude dejar de pensar.....y pensé en:
- la enorme sonrisa que se habría dibujado en el artista que lo hizo al acabar los trazos de la brocha. pura satisfacción tras el enorme esfuerzo. ojalá el resto de los mortales pudiéramos sentir cosas tan reconfortantes todos los días...
- la enorme dificultad para numerar todos y cada uno de los lugares que aparecen...qué astuta técnica emplearon para cuadrar la numeración? para no repetir ningún número?
- la todavía mayor dificultad para gestionar semejante sistema, para mantener un orden. cómo lo harían? cómo conseguirían que salieran las cuentas? cómo no se les iría de las manos? quién entraría primero?
- admitirían alguna especie de abono mensual? si lo admitiesen, cómo conseguirían mantener el equilibro entre los que tienen el abono y los que van por libre?


en fin, que os dejo con el lugar.

preparáos...que conste que os he avisado.


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y la broma a dos o cuatro euros por hora en función del momento del día....si es que no queda otra que tomarse ciertas cosas de japón a broma :D